POEMA DE CARLOS ÓRDENES PINCHEIRA.
" EN LA ESPESURA DE UN SUEÑO INCONCLUSO".
FOTOG
...RAFÍA TOMADA POR NADIA IVONNE ÓRDENES DUFFAU
VII
Y este dolor
que asoma de arcanas cavernas
¿es acaso
un pasaje hacia la integridad,? ¿Alcanzaré
a ser tan claro
cómo la ola petrificada luego de infinitas cabalgatas?
Aún siento que no puedo asomarme a mi propio ser...
Una bruma llamada tiempo
puede interferir, los fragmentos
que me faltan
los oigo lejanos como meteoritos incompletos,
pasos recién lanzados al gran sueño...
No deseo caer
ni ser tragado por esa insaciable energía subterránea
donde mueren todos los cielos
pero estoy cada vez más cerca.
VIII
Y esta guerra de ojos lacrados
siembra el planeta de creencias ensangrentadas,
calaveras rojas y verdes
en un ir y venir de palitroques quemados.
Parece que todos los anhelos estallan,
se encadenan
para sentir olor a muertes repentinas;
hay una cosecha inacabable
de odios
en los cinco pedazos de tierra.
Sombras pequeñas
o recién nacidas arden el alaridos,
una fría oscuridad recorre el mundo
dibujando
dolores
en sus estómagos.
Es una historia de horrores,
no se puede destruir
porque nosotros estamos durmiendo,
aunque creemos ser dueños del gran Todo.
IX
Encadenado
a una sonrisa muriente, observo
la caída del firmamento
sobre los bosques en cenizas.
Pesadillas
arremeten contra los verdes habitantes;
maquinarias, sierras,
ojos raspados, manos afiladas como navajas.
Es la lid más cruel
injusta, violenta, cierta mezcla de maldades y
huecas ambiciones
logran imponer sus dardos grises:
los hermanos árboles se desploman...
Sus cadáveres
-aún palpitantes-
parecen llorar por la suerte que correrán sus victimarios.
Ellos
con sus hojas levemente agitadas,
parecían estar en vigilia...
XII
Y vamos de una ensoñación a otra
sin saber
cuando dejarán de girar las hélices;
esta locura
de hacer malabarismos
mientras desparecen los peces las aves y la cordura.,,
Ah, el mar nuestro
muriendo lento, seguro. Se esfuman
sus defensores,
sólo hay atacantes perdidos en una concepción deteriorada...!
Negras raíces van cubriéndolo todo.
No hay lágrima verdadera
por esta muerte gigante, derechos naturales
son mutilados,
la inconsciencia arrastra a sus esclavos autómatas
hacia nuevas heridas.
XIII
Me veo caminando dentro de un túnel:
en las paredes
cuelgan retratos de calaveras
o de suelos concluidos en santidad.
Al fondo vislumbro
figuras asimétricas
intercambiando palabras de piedra...
La luz del día es un disco diminuto,
apuro el paso,
a mis espaldas
siento aullidos de ahorcados en otras edades...
Al abandonarla semi oscuridad,
un resplandor me invade, hiere mis párpados,
enfrente, un paisaje plano,
olores de monjes
carbonizados hace siglos, y un viento carcomido
de melodías ya extintas...
Estoy perdido
frente a un mar seco, peces y aves empedernidos...
Me tienta el deseo
de romper a la niebla de mi sueño...
No debo hacerlo:
la tarea consiste en hallas las últimas partículas
que me faltan..
XIV
Atardecido,
el sueño no termina.
A través de sus brumas
persisto en la búsqueda. El espíritu
de un antiguo abedul aparece frene a mí, desnudo,
cargado de leyendas,
como cuando era rey de las esquinas...
La esencia de un querer
invade mis pasos,
soy la piedra esculpida por las lluvias..
Hay momentos
en que deseo caminar más allá de los párpados,
enfrentarme a los espejos de la noche,
ver a mis antepasados
en su primera siembra...
Saber de dónde viene este cantar es una sutil obsesión.
Quizá estas manos
pertenecieron a un abuelo lindo
que cambiaba
castañas por miradas, arreboles por sonrisas...
Un frío cielo de aluminio despedaza mi cara;
este cuerpo ya no siente
las señales de encendidas mañanas...
Heladez profunda cae sobre mi alma...
XV
Tanteando paredes,
apuñando niebla para arrojarlas al vacío,
una secreta sensación de agrado
me embarga...
Este caminar no es de cristales y mieles,
he sido menoscabado
por sueños inferiores..., han dejado dardos y
lluvias punzantes
en mi corazón...
Nada importa
cuando las manos están empapadas de cielo y
un océano de luz invade el alma...
Y cuando despierte y
busque entre blancas sombras aquella luz
tan plena de cánticos,
sembraré canciones en la senda
de otras verdades...
Será cuando encuentre ese fragmento
aún desconocido: me iré dulce, feliz
de abandonar
las duras arenas que sobre mis ojos
me impiden despertar...
abril- junio – 2001
Carlos Ordenes PincheiraVer más
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