Quien dijo que la muerte es oscura,
Que el viaje es largo y solitario
Acaso quizás seamos envueltos en coros y alabanzas
Llenos de luz y colores desconocidos,
O sea como en el vientre materno, suave, tibio,
Quien dijo que no veremos madrigales y sentiremos efluvios
forasteros,
Porque tiene que ser impávida, angustiante,
Será tal vez un sereno viaje, como galeón que parte hacia el
horizonte,
Con viento suave a favor,
Con delfines danzando a nuestro lado.
Y al final, un abrazo
eterno con la verdadera vida.
Me niego a pensar que solo soy barro,
Que mi alma no existe, que mi espíritu no tiene fundamento,
Se que pertenezco a algo, y se que ese algo es bueno.